martes, 3 de enero de 2012

Breve Historia de la Banda Municipal de Música de Cáceres II.

II. Los inicios.  
 
Las fuentes difieren respecto al año exacto de fundación de la banda, algunas incluso llegan hasta el año 1846, año de inauguración de nuestra plaza de Toros. Pero lo cierto es que de uno u otro modo hubo algún tipo de agrupación ligada eventualmente al Ayuntamiento hasta que con seguridad en 1880, se fundara la Banda Municipal de Música de Cáceres.

El ejército, desde tiempos muy antiguos, utilizaba unos cuerpos de tambores y de cornetas, a los que en tiempos más modernos se incorporaron los pífanos, cuyos acordes y marciales músicas servían para marcar el ritmo del paso de los soldados. La invención de nuevos instrumentos de viento amplió su reducida plantilla y con ello sus posibilidades musicales, especialmente a partir de la reestructuración que a comienzos del siglo XIX realizó Napoleón Bonaparte en el ejército francés, surgiendo así las bandas militares, nombres que recibían los cuerpos de músicos de los regimientos, a cuyo frente había un director facultativo, con grado de oficial, llamado “músico mayor”.

Fue en el siglo XIX cuando se dio el impulso a la formación de las bandas de música actuales. Los diversos actos en fiestas populares crearon la necesidad de conjuntos musicales locales con profesores de música adecuados ayudados, con toda probabilidad, por los organistas de las parroquias y maestros de capilla. Evidentemente, de todo ello hay una historia brillante de grandes compositores, intérpretes, directores y conjuntos que han recorrido el mundo, teniendo por maestros en su primera etapa, al del propio lugar.
La Administración Local cacereña desde mediados del siglo mantuvo grupos de músicos, más o menos numerosos, que en épocas de penuria económica sufrían los rigores de los presupuestos oficiales y desaparecían de la vida pública hasta que llegaban en tiempos de bonanza. 

La Diputación Provincial tuvo su banda en el establecimiento de beneficencia que tenía obligación legal de sostener (que es como eufemísticamente se llamaba al hospicio provincial), puesto que la banda de música era una manera más de educar a sus acogidos y de proporcionarles un medio para ganarse la vida cuando lo abandonaran por razón de edad; y también la tuvo el Ayuntamiento, formada en su mayoría por muchachos con la categoría oficial de “educandos”, que no cobraban sueldo para no gravar las siempre exhaustas arcas municipales.

Pero estas ocasionales agrupaciones de músicos no pasaban de ser simples charangas de escaso número de componentes y sin calidad musical alguna, cosa que el entonces poco entendido oído de nuestros paisanos era incapaz de apreciar puesto que se daban por satisfechos si escuchaban un pasodoble o una jota con mayor potencia de sonido que el que podrían ofrecer una guitarra y una bandurria, que eran los instrumentos que mejor conocían y que solían utilizar en sus diversiones.

Mas los aires culturales que recorrieron la nación española al advenimiento de “La Gloriosa”, haciendo conocer a sus habitantes otras posibilidades de la vida hasta entonces ignoradas, hicieron aparecer agrupaciones musicales más numerosas y con mayor calidad, y nuestro Ayuntamiento quiso imitar a los de otras capitales creando una banda municipal estable, con músicos bien adiestrados y que diera prestigio a Cáceres en el terreno musical, ya que por entonces comenzaron a celebrarse certámenes o concursos de bandas como medio de estimulara a sus componentes y mejorar la calidad de los conjuntos que iban apareciendo en distintas ciudades, cuyos galardones honraban a las corporaciones que las sostenían.

El primer acto público multitudinario que se realizó en el nuevo edificio del Ayuntamiento, tuvo lugar el 6 de junio de aquel año de 1869, con motivo de la proclamación de la Constitución […], actos que dieron comienzo a las seis de la mañana… con el repique general de campanas e himnos patrióticos interpretados por la Banda Municipal, que saludaban así el acto de enarbolar la bandera nacional en todos los edificios públicos.
 
A las once y media, desde el Gobierno Civil…, partió una procesión cívica… Abría la marcha un piquete de caballería, al que seguía la Banda Municipal, […].[1]


Lectura pública de la Constitución, en el Atrio del Ayuntamiento recién inaugurado, el día 6 de Junio de 1869.

 
Puede apreciarse en la esquina inferior izquierda un grupo de músicos con percusión y viento metal entre un piquete de la Guardia Civil. (Fotógrafo Francisco Capdevielle).




[1] HURTADO, Publio “Recuerdos cacereños del siglo XIX”, Sevilla, 2000. Extracto.

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